Claves del devastador terremoto en Afganistán: Profundidad, suelo y construcciones.

Un terremoto de magnitud 6.0 sacudió recientemente las provincias de Kunar y Nangarhar en Afganistán, causando daños significativos a pesar de no ser un sismo extremadamente intenso. La destrucción se explica por una combinación de poca profundidad, tipo de suelo y construcciones vulnerables.

Escasa profundidad: El sismo ocurrió a solo 8 km bajo la superficie. Los terremotos superficiales concentran su energía directamente en la superficie, lo que aumenta la fuerza del movimiento del suelo y el riesgo de colapso de edificios.

Naturaleza del suelo: Gran parte de Afganistán cuenta con suelos blandos, arcillosos o arenosos que pueden “licuarse” durante un temblor. Esto provoca que edificios se deslicen o colapsen, sobre todo después de lluvias que saturan el terreno de humedad.

Construcción y estructura: Las viviendas suelen estar hechas de barro, piedra o ladrillos sin cocer, sin refuerzos metálicos ni cimientos sólidos. En zonas rurales faltan normas de construcción, mientras que en centros urbanos muchos edificios carecen de vigas de acero. Este tipo de edificaciones colapsa fácilmente incluso con sismos de intensidad media.

Expertos del Centro Alemán de Investigación en Geociencias (GFZ) advierten que Afganistán requiere estudios más profundos sobre su actividad sísmica. La limitada infraestructura para mediciones, junto con conflictos y el control talibán, dificulta la obtención de datos precisos y la implementación de estrategias de prevención.

En términos generales, un sismo se vuelve especialmente peligroso no solo por su magnitud en la escala de Richter, sino por la vulnerabilidad de las construcciones y el tipo de suelo. A modo de referencia:

  • Magnitud 3,5: vibraciones leves perceptibles.
  • Magnitud 5: se mueven muebles y aparecen grietas.
  • Magnitud 6: colapsan casas mal construidas y hay riesgo de lesiones.
  • Magnitud 7: colapsan edificios sólidos y barrios enteros.
  • Magnitud 8: devastación masiva, con víctimas incluso a cientos de kilómetros.

El terremoto reciente subraya la fragilidad de la región ante sismos superficiales, pese a que su magnitud no sea extrema.

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