
El veredicto de la jueza Sandra Heredia, que puede ser apelado, establece que Uribe ordenó a terceros manipular a testigos encarcelados para que declararan a su favor tras ser acusado en el Congreso de tener nexos con grupos paramilitares por el senador Iván Cepeda en 2012.
El expresidente colombiano, quien siempre ha negado los hechos y alega que es víctima de una persecución política, fue absuelto del delito de soborno simple.
En una próxima audiencia se dará a conocer la condena, que podría ser de hasta 9 años de cárcel, el fallo llega tras 13 años de una compleja y mediática batalla judicial, marcada por la polarización y cuyas consecuencias políticas se antojan impredecibles.
Poco después de conocerse el fallo condenatorio, el secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, señaló que «el único delito del expresidente colombiano Uribe ha sido luchar incansablemente por defender su patria».
Y agregó que la «instrumentalización de la rama judicial por parte de jueces radicales sienta un precendente preocupante».
En su cuenta de X, el presidente Gustavo Petro señaló que tanto simpatizantes como no simpatizantes de Uribe deben respetar la justicia, y agregó que su gobierno no presiona a los jueces, al ser condenado por dos de los tres delitos de los que se le acusaba originalmente, el tiempo potencial de cárcel es menor al previamente estimado.
De cara a las próximas elecciones presidenciales en 2026, algunos politólogos predicen que la condena a Uribe será utilizada como arma arrojadiza en las campañas de los candidatos.
«La condena puede activar indignaciones muy claras de rechazo desde Centro Democrático (el partido de Uribe) y otros sectores de la oposición, quienes pondrán el foco en qué pasará ahora con los líderes de guerrillas izquierdistas», dice Cortés, «Habrá una confrontación grande, con argumentos de que ahora mismo un exguerrillero es presidente del país», añade el abogado.