En esta ocasión, el llamado de los sectores opositores a la abstención resultó evidente en la desolación de los centros de votación.

Estados Unidos condenó las elecciones regionales y legislativas celebradas en Venezuela, calificándolas de “farsa electoral”, mientras los venezolanos respondieron con una marcada abstención. En estos comicios, se eligieron 569 cargos, incluidos 16 relacionados con la región del Esequibo, en un proceso opacado por detenciones de líderes opositores y la exclusión de los principales sectores disidentes.
Más de 21 millones de ciudadanos estaban habilitados para votar por 285 diputados al Parlamento, 24 gobernadores y 260 legisladores regionales. Sin embargo, la jornada electoral estuvo marcada por una baja afluencia, especialmente en bastiones oficialistas como el sector 23 de Enero en Caracas, donde las filas de votantes fueron escasas.
La apatía contrastó con las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio, en las que el mandatario Nicolás Maduro fue reelegido en un proceso denunciado como fraudulento por la oposición.

Pese al ambiente de apatía, el Consejo Nacional Electoral (CNE) extendió el horario de votación una hora más, manteniendo las urnas abiertas hasta las 7:00 p.m., hora local, en un intento de aumentar la participación ciudadana.
La comunidad internacional, incluyendo a Estados Unidos, continúa observando de cerca el proceso político en Venezuela, mientras la oposición denuncia un sistema electoral controlado por el oficialismo y reclama condiciones democráticas genuinas.