La participación del país ha generado protestas, llamados al boicot y un intenso debate.
La edición 2025 del Festival de Eurovisión, que se celebra en Basilea, Suiza, se ve envuelta en una creciente controversia debido a la participación de Israel, en un contexto marcado por el conflicto en Gaza que ha dejado más de 60.000 víctimas mortales. La presencia de Israel ha generado protestas, llamados al boicot y un intenso debate sobre la politización del certamen musical.
El debate se ha intensificado al compararse con el precedente reciente de Rusia: en 2022, la Unión Europea de Radiodifusión (UER) decidió excluir a Rusia del festival tras su invasión a gran escala de Ucrania, señalando que su participación “desacreditaría el concurso”.
Este antecedente ha llevado a muchos a cuestionar la coherencia de la UER al permitir la presencia de Israel en 2025, pese a las circunstancias similares en términos de conflicto armado y condena internacional. La UER, sin embargo, ha defendido su decisión argumentando que Eurovisión es un evento apolítico y que la emisora israelí KAN cumple con los requisitos técnicos para competir.
Más de 70 exconcursantes, incluidos Salvador Sobral (Portugal, 2017) y Charlie McGettigan (Irlanda, 1994), han firmado una carta solicitando la exclusión de Israel, acusando a la emisora KAN de ser cómplice de crímenes de lesa humanidad en Gaza
