El Talibán prohíbe libros escritos por mujeres en universidades de Afganistán.

El gobierno talibán ha ordenado la retirada inmediata de todos los libros escritos por mujeres del sistema educativo universitario en Afganistán, como parte de una nueva directriz que también veta la enseñanza de derechos humanos y acoso sexual.

Esta medida afecta a unos 140 títulos de autoras femeninas, incluidos textos académicos como Seguridad en el laboratorio químico, dentro de un total de 680 libros catalogados como «preocupantes» por supuestamente contradecir los principios de la sharía y las políticas del régimen.

De los 680 textos revisados por un panel de «eruditos y expertos religiosos», 140 son de mujeres. Las universidades deben eliminarlos de sus bibliotecas y currículos, dejando un vacío en materiales de referencia, según profesores anónimos.

Se prohíben 18 materias, seis de ellas directamente relacionadas con mujeres, como Género y Desarrollo, El Rol de la Mujer en la Comunicación y Sociología de la Mujer. Un funcionario talibán justificó la decisión alegando «conflicto con la sharía y la política del sistema».

Las directrices, emitidas a finales de agosto por el Ministerio de Educación Superior, fueron comunicadas en una carta firmada por Ziaur Rahman Aryubi, subdirector académico.

Zakia Adeli, exviceministra de Justicia y autora afectada, no se sorprendió: «Dada la mentalidad misógina de los talibanes, era previsible que, al prohibir el estudio a las mujeres, también suprimieran sus ideas y escritos». Esta es la última restricción en una serie impuesta desde el regreso al poder de los talibanes en 2021, que ya veta la educación secundaria y superior para niñas y mujeres, limita su empleo y prohíbe su voz en público.

En paralelo, esta semana el líder supremo Haibatullah Akhundzada ordenó cortar el acceso a internet por fibra óptica en al menos 10 provincias del norte, argumentando que previene la «inmoralidad» como la pornografía y el «coqueteo» en redes sociales.

Es la primera prohibición de este tipo desde 2021, afectando oficinas, hogares y empresas. Organizaciones internacionales como Amnistía Internacional y Human Rights Watch han condenado la medida como un «ataque sistemático a la educación y los derechos de las mujeres», agravando la crisis humanitaria en un país con inseguridad alimentaria y estrés crónico.

Mientras tanto, algunas afganas resisten en secreto mediante clubes de lectura clandestinos y PDFs compartidos en la diáspora. Esta escalada refuerza el control talibán sobre la información y el conocimiento, limitando aún más la participación femenina en la sociedad afgana.

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