Este viernes, Estados Unidos intensificó las medidas de seguridad en Washington, D.C., especialmente en escuelas y edificios religiosos, tras el ataque ocurrido frente a un museo que dejó a dos empleados de la embajada israelí muertos.
El agresor, identificado como Elías Rodríguez, de 31 años y oriundo de Chicago, fue detenido mientras gritaba “¡Palestina libre!”. Las autoridades han clasificado el tiroteo como un acto de terrorismo y crimen de odio. La audiencia preliminar del caso está programada para el 18 de junio.
La jefa de la Policía Metropolitana, Pamela A. Smith, anunció un aumento en la presencia policial en toda la ciudad, particularmente en organizaciones religiosas, escuelas y puntos sensibles como el Centro Comunitario Judío de Washington D.C. “Estamos con nuestra comunidad judía”, declaró.
El presidente Donald Trump, en un comunicado emitido tras conversar con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, calificó el ataque como un acto de antisemitismo, mientras que Israel vinculó el incidente a las críticas internacionales por su ofensiva en Gaza.
El ataque, que ocurrió a solo 1.6 kilómetros de la Casa Blanca, generó indignación internacional. Las víctimas, Yaron Lischinsky, ciudadano israelí, y Sarah Lynn Milgrim, empleada estadounidense de la embajada, estaban comprometidos y planeaban casarse.
La alcaldesa de Washington, Muriel Bowser, se reunió con líderes judíos, concejales y agentes de seguridad para coordinar una respuesta comunitaria. “Nuestra ciudad tiene una trayectoria de trabajo en seguridad con organizaciones judías”, afirmó durante una conferencia de prensa.
El ataque subraya la creciente tensión y la necesidad de medidas de protección adicionales en la capital estadounidense.
