
“El terreno contribuye a la victoria”, decía el estratega militar Carl von Clausewitz. Esta lección parece haber sido adoptada al pie de la letra por las fuerzas armadas de Irán, que han construido una red de instalaciones subterráneas secretas conocidas como “ciudades de misiles”. Estas bases ocultas, construidas bajo montañas, no solo almacenan armamento sofisticado, sino que podrían representar una amenaza directa para Israel y otros países del Medio Oriente.
¿Qué son las ciudades de misiles?
Las “ciudades de misiles” son bases militares subterráneas del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) donde se almacenan y preparan misiles balísticos, misiles de crucero, drones y sistemas de defensa aérea. Estas instalaciones también actúan como fábricas donde se produce armamento, lo que amplía su función más allá del simple almacenamiento.
Están distribuidas por todo el país, ocultas bajo terrenos montañosos, a profundidades que pueden alcanzar los 500 metros, lo que las convierte en objetivos extremadamente difíciles de detectar y destruir, incluso para fuerzas como las de EE.UU. o Israel.
¿Por qué son una amenaza?
Las ciudades de misiles están diseñadas para lanzar ataques sin ser detectadas por satélites o radares enemigos. Según analistas militares, los misiles almacenados tienen alcances de hasta 2,000 kilómetros, lo que les permitiría alcanzar territorio israelí y otras naciones en la región.
Algunos de los misiles que se cree están en estas bases son:
- Sejjil: de largo alcance (2,000 km), usado en recientes enfrentamientos.
- Emad, Qadar-H, Kheibar Shekan y Haj Qasem: misiles balísticos sofisticados.
- Paveh: misil de crucero de precisión.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) afirman haber destruido entre el 50% y 66% de las plataformas de lanzamiento móviles iraníes desde el inicio de la actual campaña, pero reconocen que las instalaciones subterráneas continúan operativas.
Blindadas y estratégicamente ocultas

El general iraní Amir Ali Hajizadeh, fallecido en uno de los ataques israelíes recientes, aseguró que algunas de estas instalaciones están reforzadas con múltiples capas de concreto y ubicadas a medio kilómetro bajo tierra. La clave, sin embargo, no solo está en su resistencia, sino en su localización desconocida. “Hay que detectarlas primero”, advierten expertos.
El reto para Israel y sus aliados no es solo militar, sino también de inteligencia: sin saber exactamente dónde están estas bases, cualquier ataque se vuelve un desafío logístico de gran escala.
¿Están relacionadas con el programa nuclear?

Aunque estos túneles no están vinculados directamente con el programa nuclear iraní, analistas del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) y otros centros advierten que los misiles allí almacenados podrían, en teoría, portar ojivas nucleares si Irán decidiera avanzar en ese camino.
El misil Shahab-3 y el Khorramshahr, por ejemplo, son considerados como posibles vectores para armamento nuclear, aunque por ahora solo transportan explosivos convencionales.
¿Cuál es la situación actual?

Tras el inicio de la ofensiva israelí el pasado 13 de junio, se estima que Irán ha utilizado unos 370 misiles. Aunque la frecuencia de los ataques ha disminuido, las “ciudades de misiles” siguen activas. Israel ha atacado al menos tres de estas bases, ubicadas en Jorramabad, Kermanshah y Tabriz, según informes del CSIS.
La existencia de estas instalaciones continúa siendo una de las principales preocupaciones para la seguridad regional y mantiene la tensión en el conflicto entre Irán e Israel. Su capacidad para almacenar y lanzar armamento de largo alcance las convierte en blancos prioritarios, pero extremadamente difíciles de neutralizar.

Irán ha disparado varios de su misiles más grandes y poderosos contra Israel, alguno de los cuales ha logrado atravesar el famoso Domo de Hierro.
