
Israel llevó a cabo un ataque aéreo en Doha, Qatar, dirigido contra líderes de Hamás, incluido Khalil al-Hayya, jefe negociador del grupo. La acción, confirmada por el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, tuvo como objetivo a figuras clave de Hamás, a quienes Israel acusó de orquestar el ataque del 7 de octubre de 2023 y otros actos violentos.
El ataque, que involucró múltiples explosiones en un área residencial, mató a seis personas, incluyendo a un miembro de las fuerzas de seguridad qataríes y al hijo de al-Hayya, aunque los principales líderes de Hamás sobrevivieron, según el grupo.Qatar, un mediador clave en las negociaciones de alto el fuego en Gaza, condenó el ataque como una «violación flagrante» de su soberanía y del derecho internacional.

El primer ministro qatarí, Sheikh Mohammed bin Abdulrahman Al-Thani, afirmó que el país continuará con sus esfuerzos de mediación, pero reservó el derecho a responder. La comunidad internacional, incluyendo la ONU, Japón, Reino Unido, Francia, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, condenó la acción, considerándola un obstáculo para las negociaciones de paz.
El presidente de EE.UU., Donald Trump, expresó su descontento, calificando el ataque como perjudicial para los intereses de Israel y EE.UU., y afirmó que intentó advertir a Qatar, aunque la notificación llegó tarde. Israel justificó el ataque como una operación «quirúrgica» contra líderes de Hamás, mientras que Qatar y otros aliados denunciaron el impacto en la estabilidad regional y los esfuerzos diplomáticos.

Los líderes mundiales han estado expresando su indignación por los ataques israelíes contra Hamás en Qatar, por considerarlos una flagrante violación del derecho internacional. Pero en un momento y en un conflicto en el que se están violando tantas leyes y normas internacionales, esta nueva violación tal vez no debería sorprender.