
En su 36a. realización, la carrera generó más expectativas que ninguna otra. Venía a correr Jacob Kiplimo, reciente récord del mundo de media maratón, el hombre que había corrido más rápido que nadie la distancia. Esa presencia en un circuito plano, fresco y al nivel del mar como el porteño, era la promesa de que algo grande podía pasar. Al final Jacob fue la figura, todos los participantes fueron parte de otro récord histórico y una mujer conocida como “la reina”, por apenas un segundo, completó el tridente de una carrera inolvidable.
Los tres récords que se prometían eran de cantidad de participantes, un nuevo récord de circuito (o sea correr más rápido que nunca en Buenos Aires), y con bastante viento a favor, récord del mundo de media maratón, al combinar al atleta más rápido en un circuito cada vez más veloz. Pero las carreras hay que correrlas. Y para eso se largó, en una mañana fresca y ventosa, la carrera más convocante del año.
Y también de la historia, porque el primer récord se cumplió cuando 27.500 personas pasaron bajo el arco de largada. Un número impresionante que casi duplica a cualquiera de las carreras más convocantes del calendario argentino, fueron necesarios más de 20 minutos para que todos pudiesen cruzar la línea de largada sobre Figueroa Alcorta rumbo al centro de la ciudad. Por ese entonces el viento soplaba firme hacia el bajo, y para cuando el último pasó por la largada, el primero, Jacob Kiplimo, iba por el kilómetro 7 tratando de hacer historia.

La carrera se lanzó rumbo al Obelisco, el teatro Colón y la Casa Rosada; los atletas internacionales ya prometían la mejor performance para la clasificación de la carrera. Detrás de ellos, una multitud amateur que cada año se iguala más, en esta 36 edición, el 45% fueron mujeres, un dos por ciento más que el año pasado. Haciéndose eco del verdadero título de Internacional a la Media Maratón de Buenos Aires, corredores de 40 países entre los que se destacaban más de dos mil brasileños; muchos hacían ondear banderas de todos los colores a lo largo del recorrido.
Florencia Borelli y Daiana Ocampo entre las argentinas de puntaz; Joaquín Arbe, Laureano Rosa, Nahuel Di Leva y Pablo Toledo, entre varios argentinos. Mientras que la punta de lanza la dominaban los kenianos y etíopes con una sola intromisión, el ugandés Kiplimo. Nacido hace casi un cuarto de siglo, muy cerca de la frontera con Kenia, tanto solo 200 kilómetros separan la cuna de Jacob de Iten, la meca del atletismo keniano.
Fue muy rápido, fue récord de circuito, pero la ilusión de una marca mundial se llevaba la utopía de los tres récords, hasta que aparecieron las chicas. Hace años que Florencia Borelli domina el fondo argentino y sudamericano, y Daina Ocampo le pisa los pasos, literalmente, de hecho en esta carrera un solo segundo separó a las dos atletas. Ambas maratonistas olímpicas en París 2024, Borelli llegaba como dueña del récord sudamericano, con 1h09m28s, y Ocampo con su 1h09m46s de Buenos Aires 2022, lo que le había valido esa vez ser la segunda mejor argentina… detrás de Borelli.
