
Una de las mayores tragedias silenciadas del siglo XX en Irlanda ha comenzado a desenterrarse, literalmente. Bajo un terreno donde hoy se encuentra un jardín conmemorativo en Tuam, Condado de Galway, se cree que yacen los restos de 796 bebés y niños pequeños que murieron entre 1925 y 1961 en el hogar infantil St. Mary’s, dirigido por monjas católicas de la congregación Hermanas del Buen Socorro.
El escándalo salió a la luz en 2014, cuando la historiadora aficionada Catherine Corless descubrió que cientos de menores que murieron en esa institución no tenían registro de entierro ni lápidas. Tras una intensa investigación, obtuvo actas de defunción de casi 800 niños sin evidencia de entierro formal. Según los testimonios, los restos podrían estar en un antiguo tanque de aguas residuales ubicado en los terrenos de la institución demolida.
Un pasado oscuro

El hogar St. Mary’s albergaba a mujeres embarazadas no casadas, muchas de las cuales fueron rechazadas por sus familias. Al dar a luz, eran separadas de sus hijos. Estos menores crecían en condiciones de abandono, segregados del resto de la población infantil local y estigmatizados como “basura de la calle”.
PJ Haverty, sobreviviente del hospicio, recuerda con tristeza su niñez marcada por la discriminación. “Nos hacían entrar tarde y salir temprano en la escuela. No nos dejaban jugar con los demás niños”, relató.
La fosa y las pruebas

Catherine Corless, mientras investigaba la historia de su comunidad, descubrió que ninguno de los 796 menores tenía registro funerario. Un cuidador local le contó que, en los años 70, unos niños encontraron huesos humanos en el terreno donde antes estaba la institución. Esa área había sido catalogada en mapas antiguos como un “tanque de aguas residuales”.
Una excavación en 2017 confirmó los temores: restos humanos en ese lugar, pertenecientes a bebés y niños pequeños.
Testimonios que estremecen

Mary Moriarty, vecina del lugar en los años 70, afirmó haber visto los cuerpos al caer en un agujero mientras seguía a unos niños que jugaban. “Eran bultos pequeños envueltos en telas. Estaban apilados hasta el techo”, recordó. Reconoció la tela cuando años después le entregaron a su hijo recién nacido.
Anna Corrigan, por su parte, descubrió que tenía dos hermanos nacidos en St. Mary’s, uno de los cuales está en la lista de fallecidos, pero sin lugar de entierro confirmado.
Excavación y justicia

El proceso de exhumación comenzó oficialmente en 2024 y se espera que dure al menos dos años. El jefe de la operación, Daniel MacSweeney, ha trabajado en zonas de conflicto como Afganistán y reconoce la dificultad del proceso debido a lo delicado de los restos.
Mientras tanto, cientos de familias esperan respuestas sobre sus seres queridos. “Ahora sabemos sus nombres. Sabemos que existieron como seres humanos”, declaró Corrigan, líder del Grupo Familiar de Bebés de Tuam.
El caso ha estremecido a Irlanda y al mundo, revelando una historia de abandono institucional, silencio religioso y dolor familiar que aún hoy sigue sin cerrarse.