
Organizaciones de derechos humanos reunidas en la Comisión de Trabajo Pro-Memoria Histórica de El Salvador realizaron este miércoles un foro público con motivo del Día de la Justicia Penal Internacional. El evento tuvo como objetivo visibilizar la lucha por la justicia, verdad y reparación de las víctimas del conflicto armado, en el marco del aniversario de la derogación de la Ley de Amnistía y la entrada en vigor del Estatuto de Roma.
Miguel Montenegro, director de la Comisión de Derechos Humanos de El Salvador (CDHES), destacó que, a pesar de los avances legales, la justicia aún no ha llegado para las víctimas del conflicto. «En ningún momento y en ninguna circunstancia se debe apagar la vela que contiene la justicia, la verdad, la reparación y las garantías de no repetición», afirmó.
Vicente Cuchillas, docente universitario y miembro de la comisión, subrayó la importancia del Estatuto de Roma como herramienta internacional de justicia cuando el Estado falla en su deber de proteger los derechos humanos.
El Salvador ratificó el Estatuto de Roma el 3 de marzo de 2016, lo que lo convierte en el Estado parte n.º 124 de la Corte Penal Internacional (CPI). Desde entonces, el país está sujeto a su jurisdicción, que permite juzgar crímenes como genocidio, crímenes de guerra, lesa humanidad y agresión.
La comisión enfatizó que bajo el régimen de excepción se siguen registrando graves violaciones: capturas arbitrarias, torturas, negligencia con detenidos enfermos y muertes en centros penales. Estas acciones podrían ser consideradas crímenes de lesa humanidad bajo el Estatuto de Roma.
“Es tarea de la sociedad salvadoreña cuidar que los delitos tipificados en estos estatutos no ocurran, y de suceder, recurrir a la Corte Penal Internacional para evitar la impunidad de los responsables”, subrayó la comisión.
A 27 años de la firma del Estatuto de Roma, las organizaciones reiteraron su compromiso de seguir educando a la población sobre el valor de esta norma internacional y su papel fundamental para que las víctimas no pierdan la esperanza de obtener justicia.