El hombre más rico del mundo y el político más poderoso del planeta se enfrentan.

El conflicto entre Elon Musk y Donald Trump, que estalló públicamente con desacuerdos sobre un proyecto de ley fiscal y presupuestaria impulsado por Trump.
Musk calificó la iniciativa de Trump como una «abominación repugnante», argumentando que incrementaría el déficit federal en billones de dólares y perjudicaría la estabilidad económica, afectando especialmente a la industria de vehículos eléctricos al eliminar créditos fiscales
Trump expresó su decepción con Musk, afirmando que el empresario conocía los detalles del proyecto y que su reacción se debía a la pérdida de subsidios para sus empresas, como Tesla. Amenazó con cancelar contratos y subsidios federales de Musk, sugiriendo que esto ahorraría «miles de millones» al presupuesto.

Musk respondió en X, afirmando que sin su apoyo financiero y mediático, Trump no habría ganado las elecciones de 2024, acusándolo de ingratitud. También hizo comentarios controvertidos, como insinuar sin pruebas que el nombre de Trump aparece en los archivos de Jeffrey Epstein. Trump, por su parte, lo llamó «loco» y dijo que Musk «se volvió hostil» tras dejar su cargo
La disputa provocó una caída del 14% en las acciones de Tesla, borrando más de 100,000 millones de dólares de su capitalización bursátil en un solo día, y afectó la fortuna personal de Musk, que perdió 34,000 millones de dólares
Musk y Trump habían sido aliados cercanos, con Musk liderando el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) y apoyando la campaña de Trump con donaciones significativas. Sin embargo, tensiones previas, como diferencias sobre aranceles y la salida de Musk de DOGE el 30 de mayo de 2025, ya habían deteriorado la relación.
La disputa comenzó por diferencias políticas y económicas, escaló a ataques personales y tuvo consecuencias financieras significativas, marcando el fin de una alianza que había sido clave durante la campaña y los primeros meses de la administración Trump.
